Roda aparece tras una curva, encaramada en lo alto de una colina. La misma en la que lleva asentada varios siglos dominando el valle del río Isábena y sus aldeas. Pobres aldeas altomedievales que han sufrido como pocas la sangría emigratoria que asoló y sigue asolando toda la franja prepirenaica. La misma Roda, que fuera capital de un condado y de una diócesis (el de La Ribagorza y la de su nombre), apenas es hoy ya un pequeño pueblo en el que a duras penas resisten dos docenas de vecinos y mayores. Y eso que el pueblo está conservado como si todos sus edificios estuvieran habitados y con vida.
lunes, 1 de junio de 2009
Roda de Isabena
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