martes, 28 de abril de 2009

V Ruta de los Castillos

Como cada año, este 23 de Mayo se celebrara en la provincia de Huesca una andada en la que recorreremos, partiendo desde Bolea como otros años, Anies, el castillo de Loarre, el castillo de Marcuello, el mirador de los buitres y Linas de Marcuello, para acabar la ruta en Ayerbe, con una comida. En total son 35 kilómetros, por lo que es conveniente prepararse antes, aunque también es posible hacer tan solo tramos de diez kilómetros (pero no es lo mismo, para que nos vamos a engañar...). Para apuntaros, debéis hacer lo siguiente:


PASO 1
Ingresar en la cuenta 2086 0034 29 33001221 07 de la Comarca La Hoya de Huesca la cuota de inscripción de 13 € (federados en montaña) y 15 € (no federados).

En el justificante bancario de ingreso deberá figurar, además del Nombre y Apellidos del/los participante/es, el número de personas inscritas y en concepto "Ruta de los Castillos".
Fecha límite: viernes 15 de mayo de 2009

Paso 2:
Enviar, debidamente cumplimentado, el FORMULARIO DE INSCRIPCIÓN (puedes descargarlo pinchando aquí) y el justificante bancario de ingreso:

Vía correo postal: SERVICIO COMARCAL DE DEPORTES, Comarca Hoya de Huesca/Plana de Uesca - C/ Voluntarios de Santiago, 2 - 22.004 (Huesca)
Vía Teléfono: 974 233 030

Vía FAX: 974 232 044

Vía correo-electrónico:mailto:deportes@hoyadehuesca.es(el justificante de ingreso podrá ser escaneado)

A través de la pagina web de Os Andarines de Aragon (organizadores del evento).

Si podéis, apuntaros, creedme que no os arrepentiréis. Espero veros allí.

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jueves, 2 de abril de 2009

Monasterio de Sigena



El Monasterio de Sigena, lo que queda, es un fascinante fruto del ingenio y de la iniciativa, de la refinada sensibilidad y de la barbarie.

La vinculación de este monasterio a la nobleza lo constituyó en cenobio de elite, y su condición de panteón real le proporcionó un peculiar respeto.

El poder de la comunidad de religiosas rozó lo desmesurado, hasta el extremo de poner reticencias a la ejecución del propio Concilio de Trento, cuya orden de clausura las religiosas eludieron mediante una postura inedita para lo que este Concilio fue, supuso y estableció.

Los recursos acumulados permitieron crear un conjunto de obras de arte sobresalientes, no al margen de una refinada sensibilidad que fue común a las sucesivas comunidades de religiosas.


Activos y referentes durante siglos, a partir de finales del siglo XVIII, y sobre todo a lo largo del siglo XIX, la comunidad y, consiguientemente, el monasterio, entraron en un proceso de decadencia.Ajuzgar por las fotografías más antiguas que han llegado a nosotros, y por las descripciones de quienes lo visitaron, la fábrica del monasterio había entrado en un acusado y progresivo periodo de deterioro.


Poder ir dinero, ingenio y sensibilidad, azar y adversidades intencionadas convierten a este conjunto en un referente y simbolo, incluso en su carencia y ruina, en su mutilación y deterioro.


El edificio debe ser elocuente en lo que fue y en lo que pudo ser, testimoniar la sensibilidad de quienes lo generaron y dejar patente la barbarie de quienes intentaron destruirlo.


Este edificio sometido a tan azarosos acontecimientos cuenta con el privilegio de haber sido rehabilitado en la función para la que fue creado.

La restauración en su día hecha de la sala capitular fue inequívocamente inadecuada, por pretenciosa.


Es indispensable que altares como el retablo de la Virgen del Comendador vuelvan, o que se pueda recomponer el retablo mayor, del siglo XVI, actualmente repartido en varios museos, pero se pueden recobrar numerosas piezas, a veces fragmentos mutilados, que servirían para evocar lo que el recinto fue.

Una mención especial merece el llamado portapaz, que más exactamente era un relicario.

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miércoles, 1 de abril de 2009

Caspe

El viajero que llegue a Caspe se sorprenderá de sus cuestas empinadas, callizos y callejones con escaleras salvando desniveles y se desorientará porque su trama urbana no es uniforme, sino el resultado de un acarreo de siglos y de culturas.

Así la ciudad que se inició en una colina, llamada La Muela, se fue extendiendo lentamente.

Hoy Caspe soporta en su rica trama urbana un no menos rico patrimonio monumental.

Por cierto que el viajero que a Caspe llegue no encontrará ningún parking público, ni privado, ni aún de los otros, pero es que tampoco encontrará fácilmente lo que más anuncia la propaganda turística; el Compromiso y el Mar de Aragón.

La colina de San Roque, rematando la morería, presume de su ermita y de singulares casonas del siglo XVIII.

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