Un aragonés nunca se sentirá extraño en Tudela. Porque la historia, la cultura, las tradiciones y la forma de vida son muy parecidas a las de casi todas las poblaciones que se asoman curiosas a ver pasar el Ebro.
La historia es de suma importancia para poder descubrir una población. Porque ese devenir le da el sabor y la riqueza cultural y monumental. Una ciudad no es nada si no hay nada que visitar en ella. Y a Tudela, eso le sobra. A pesar de que el turismo suele ser de paso, quien se adentre y quiera empaparse de su cultura descubrirá que no basta una tarde para conocerla.
1 comentarios:
Es un pueblo bien bonito, y vale la pena visitarlo, y de paso darse una vueltecita por los alrededores.
Por cierto Inazio, en la plaza de la foto hay un restaurante, que me llevaron una vez hará un par de años, y comí como un rey. Tengo tan mala memoria selectiva que ahora no recuerdo el nombre.
¡Feliz día!
Miguel
(http://anapedraza.blogspot.com/)
Publicar un comentario